El sábado 20 de enero de 1996, en la pequeña localidad de
Varginha, perteneciente a Minas Gerais, Brasil, un objeto volador, fue visto
por cientos de personas, el aparato se estrelló en los aledaños del poblado,
quedando como sobrevivientes dos seres presuntamente extraterrestres, uno de
los cuales murió por el impacto y el otro quedó vivo.
En esa soleada tarde, Varginha un importante centro cafetero ubicado a unos 300 km de Belo Horizonte y bastante más cerca de San Pablo y Río de Janeiro, siendo las 15.30, tres chicas adolescentes descendían de un camino lateral, volviendo de caminar. Ellas eran Liliana Silva, de 16 años, su hermana Valquiria, de 14 y una amiga de ambas, Katia Andrade, de 22. Repentinamente, Liliana miró hacia un costado, al sentir un ruido y dio un grito: una criatura extraña con una gran cabeza y tres protuberancias en la frente, de piel viscosa, estaba a unos 7 metros de ellas, cerca de un muro que separaba el baldío de un taller mecánico. Presa del miedo, Liliane dio media vuelta, y en compañía de su hermana Valquiria de 14 años y su amiga Katia Andrade Xavier de 22 años, continuaron observándolo.
Las chicas recuerdan que “la criatura estaba agachada, con
los brazos metidos en medio de sus piernas, lo primero que vimos fueron sus
ojos enormes y rojos, no era un animal, pero tampoco una persona, era una cosa
horrible, parecía estar perturbada y temerosa, no hacía ningún ruido”. Esta
criatura hizo un leve movimiento con la cabeza para mirarlas y allí las tres
chicas salieron corriendo espantadas y gritando, hacia sus casas.
Ilustración de la criatura extraterrestre avistada por las jóvenes testigos en Varginha, Brasil 1996 |
Cuarenta minutos más tarde las hermanas regresaron con su
madre, Luiza Helena Silva, de 38 años, a quien relataron el hecho. No
encontraron nada en el lugar, ni rastros de la criatura descripta por las
chicas.
La madre contó que “llegaron muertas de miedo, casi no
podían hablar, dijeron que habían visto al diablo y estaban en estado de shock.
En el lugar no encontré nada, sólo dos huellas enormes, aparentemente de pies,
como de algo muy pesado, y un olor muy fuerte y penetrante como el de azufre”.
El hecho fue difundiéndose, hasta que un matrimonio que
vivía allí cerca, dio fe a lo que contaron las chicas. Según relataron, en la
madrugada del 20 de enero, unas 14 horas antes del episodio presenciado por las
adolescentes, se despertaron por los aterrados mugidos de las vacas que
cuidaban en esa propiedad desde hacía unos años, en un valle cercano a la
entrada a la ciudad. Creyendo que eran cuatreros, salieron inmediatamente a
mirar y no vieron más que el ganado asustado, corriendo en todas direcciones.
El esposo abrió la otra ventana, hacia el sur y se quedó asombrado: a unos 30
metros flotaba en el aire, en absoluto silencio, un objeto metálico de grandes
dimensiones, similar a un colectivo grande, de forma cilíndrica y de color
gris. Se movía lentamente hacia el sur, no tenía alas, ni luces ni lanzaba humo
o algo similar.
Por casi media hora, el objeto volador no identificado se
mantuvo así, ante el asombro del matrimonio, que no atinó a moverse, hasta que
el extraño objeto desapareció lentamente tras unos morros. Según los investigadores,
dos fueron los extraterrestre que aparecieron tras el incidente en Varginha.
Uno fue el que vieron las chicas y el otro, probablemente muerto, fue retirado
del lugar por los bomberos, para ser entregados ambos al Ejército, que hizo un
amplio operativo de rescate, y los llevó a la base militar de Tres Corazones,
donde se tuvo un tiempo los cuerpos de estos seres, hasta que posiblemente se
los llevaron a Estados Unidos, para ser examinados a fondo.
Los intentos por desmentir el hecho por parte de las fuerzas militares de brasil diciendo que era un mendigo la criatura |
El problema del estraterrestre de Varginha es que un
episodio mal aclarado y una coincidencia de hechos, sólo hasta ahora revelada,
aumentan aún más el misterio que mueve al caso. La empleada doméstica Luiza
Helena, madre de las dos jóvenes que vieron al alienígena, denunció que a
principios del mes de mayo, cuatro hombres de negro se presentaron en su casa,
y le propusieron pagarle para que sus hijas negasen públicamente el contacto
con el extraterrestre. "Ellos dijeron que pagarían el dinero en
efectivo", dice Luiza Helena. "Quedaron en que regresarían, pero no
debemos esconder la verdad". El misterioso cuarteto no se identificó, y la
visita sólo fue presenciada por las niñas. El padre de ellas, un cobrador de
autobús, Joao Lopez de Silva, estaba trabajando cuando se realizó el intento de
soborno. La coincidencia entre la versión de los ovniólogos y los hechos sólo
se hizo pública en la última semana.
Rodrigues abogado y profesor en una de las cuatro
universidades locales y Pacaccini un ufólogo del lugar, regresaron a Varginha
después de un viaje de investigación a Campina (UNICAMP). "Sabemos con
absoluta certeza la necropsia de la criatura fue hecha por Badan
Palhares", afirma Rodrigues, refiriéndose al conocido médico forense de la
Universidad de Campinas. "A estas alturas de los acontecimientos, existe
la posibilidad de que inclusive la criatura ya haya sido sacada de Brasil, con
destino a Estados Unidos", completa Pacaccini. A lo que Palhares responde:
"No sé de dónde sacaron esa fantasiosa idea. Desconozco por completo
cualquier tipo de material alienígena que haya llegado al IML o al UNICAMP.
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