La Armada de Estados Unidos reconoció que los Ovnis filmados por sus aviones de combate son reales
La publicación de tres videos de la USNavy (Armada de
EE.UU.) sobre Ovnis a los que denominan “fenómenos aéreos no identificados”
(UAP, por sus siglas en inglés), hizo que finalmente reconocieran que los
hechos existieron y que pilotos navales de la unidad "Red Rippers"
VFA-11 asignados al portaaviones Theodore Roosevelt habían tenido encuentros
con Ovnis sobre el océano que pudieron filmar entre 2014 y 2015.
Los testigos de este acontecimiento, estos objetos no
poseían propulsores ni tubos de escape visibles, sin embargo, podían alcanzar
grandes velocidades. Un informe del Pentágono indica que los pilotos explicaron
que los ovnis tenían la capacidad de hacerse invisibles cuando estaban cerca de
los aviones de guerra. La descripción que hicieron de la nave era un objeto
“sólido, blanco, liso, sin bordes”, que parecía “un huevo alargado”.
En mayo de este año, los pilotos de la Marina de Estados
Unidos aseguraron haber visto objetos no identificados que se movían a una
velocidad hipersónica, y no solo eso, ya que estos cuerpos extraños realizaban
maniobras imposibles en el aire frente a la costa este de Estados Unidos.
Los extraños objetos, uno de ellos con forma de pirinola que
se movía contra el viento, fueron avistados casi diariamente entre mediados de
2014 y marzo de 2015 en el cielo de la costa este estadounidense. Pilotos de la
Marina de Estados Unidos reportaron a sus superiores que los objetos no tenían
ningún motor visible ni emitían gases de escape visibles por el sensor
infrarrojo, pero ahí estaban, a más de 9000 metros y moviéndose a velocidades
hipersónicas.
A finales de 2014, un piloto de Super Hornet casi choca con
uno de los objetos y presentó un reporte oficial por el percance. Algunos de
los incidentes fueron captados en video, incluyendo uno tomado desde la cámara
de un avión a principios de 2015 que muestra al objeto pasando por encima de
olas marinas mientras los pilotos se preguntan qué están viendo. Los videos en
cuestión, conocidos como “FLIR1”, “Gimbal” y “GoFast”, inicialmente fueron
difundidos por The New York Times y The Stars Academy of Arts & Science
(TTSA).
“Guau, ¿qué es eso?”, dice uno. “Mira cómo vuela”.
“Esas cosas estaban ahí arriba todo el día”, dijo el
teniente Ryan Graves, piloto de aviones caza F/A-18 Super Hornet que ha
trabajado durante diez años en la Marina y que reportó los avistamientos al
Pentágono y al Congreso de Estados Unidos. “Mantener a flote alguna aeronave
requiere de una cantidad importante de energía. Con las velocidades que
observamos, doce horas a flote son once horas más de lo que uno esperaría”.
Los reportes fueron hechos directamente ante el poco
conocido Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales del
Pentágono, que analizó los datos de los radares, los videos y los recuentos de
los oficiales de alto rango en el Theodore Roosevelt. Luis Elizondo, oficial de
inteligencia militar que dirigió el programa del Pentágono hasta 2017 cuando
renunció, dijo que los avistamientos son “una serie de incidentes notables”.
El programa del Pentágono, que empezó en 2007 impulsado por
el exsenador Harry Reid, fue suspendido oficialmente en 2012 cuando le
recortaron los fondos, de acuerdo con el Pentágono. Pero la Marina dijo hace
poco que está investigando los reportes de los ovnis y Elizondo y otros
participantes dijeron que el programa —parte de sus labores pasadas siguen
siendo clasificadas— ha continuado de otras maneras.
Graves todavía no puede explicar qué es lo que vio. Era
mediados de 2014 y él y Danny Accoin, otro piloto de Super Hornet, eran parte
del escuadrón VFA-11 “Red Rippers” en la estación naval Oceana, en Virginia.
Estaban entrenando para un despliegue en el golfo pérsico.
Los pilotos Graves y Accoin hablaron sobre los objetos.
Otros tres pilotos del escuadrón también discutieron lo visto, pero pidieron
mantener el anonimato.
Los pilotos empezaron a notar los objetos cuando su sistema
de radar, que databa de los años ochenta, fue cambiado por uno más avanzado.
Conforme un jet tras otro tenía esta actualización, los pilotos empezaron a
registrar los objetos pero sin mayor furor; pensaban que eran registros falsos
de radar.
“La gente ha visto cosas muy raras en aviones militares
desde hace décadas”, dijo Graves. “Estamos haciendo esta misión muy compleja de
pasar de 9000 metros a una bajada en picada. Sería algo muy destacable que
realmente hubiera algo ahí”.
No obstante, comentó, los avistamientos seguían; a 9000
metros, a 6000 metros, hasta a nivel del mar. Los objetos se aceleraban, luego
se detenían y después alcanzaban velocidades hipersónicas.
Alcoin dijo que tuvo dos interacciones con los objetos. La
primera vez, después de verlo en su radar, pilotó el avión para acercarse a él
y voló unos 300 metros debajo. Dijo que debería haber podido verlo con la
cámara en su casco, pero que no fue posible a pesar de que el radar lo mostraba
exactamente ahí.
Unos días después, según el piloto, un misil para
entrenamiento que iba en su jet puso el objeto en su mira y la cámara
infrarroja del avión también lo registró. “Sabía que lo tenía ahí, que no era
un indicador en falso”, dijo. Aun así, agregó, no podía verlo directamente”.
Para ese momento, dijeron los pilotos, la especulación era
que los objetos eran parte de un programa de drones clasificado y extremadamente
avanzado.
Hasta que empezaron a verlos con sus propios ojos y no solo
con el radar. A finales de 2014, Graves recordó encontrarse con un compañero
del escuadrón que justo estaba de regreso de una misión y tenía “una expresión
de asombro”.
Le sorprendió mucho lo que le dijo el piloto: “Casi choco con una de esas cosas”.
Ese piloto y su compañero estaban volando en tándem a unos
30 metros de distancia encima del Atlántico, al este de Virginia Beach, cuando
algo voló en medio de ellos y pasando la cabina. Graves dijo que ese piloto le
contó que parecía como una esfera que rodeaba a un cubo.
El incidente dejó tan pasmados a los integrantes del
escuadrón que presentaron un reporte de seguridad de aviación, de acuerdo con
Graves.
Él y otros pilotos entrevistados dijeron que la posibilidad
de una colisión hizo enojar al escuadrón y convenció a sus integrantes de que
los objetos no eran parte de un programa secreto de drones. Pensaron que los
funcionarios del gobierno habrían sabido que estaban entrenando en esa zona y
por tanto no enviarían drones al área.
“Pasó de un posible programa clasificado de drones a ser un
tema de seguridad”, dijo Graves. “Iba a ser cuestión de tiempo antes de que
sucediera una [colisión] en el aire”.
Lo extraño, a decir de los pilotos, es que el video mostraba
a los objetos acelerando a velocidades hipersónicas que después hacían paradas
repentinas y virajes instantáneos, algo que está más allá de las capacidades
físicas para una tripulación humana.
“La velocidad no es lo que te mata”, explicó Graves. “Sino
detenerte así o acelerar así”.
Los pilotos no quisieron especular ante la pregunta de cuál
era su teoría sobre qué son los objetos.
“Hay helicópteros que pueden quedarse sobrevolando”, dijo
Graves. “Tenemos aeronaves que pueden volar a 9100 metros de altura y luego
bajar rápidamente a la superficie”. Pero “combinaba todo eso en un solo
vehículo que no parece tener motor ni emitir algo por el escape…”.
Accoin, el otro piloto, solo comentó: “Estamos aquí para
hacer un trabajo, con excelencia, no para inventarnos mitos”.
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