El Ejército norteamericano llegó a un acuerdo con una
organización experta en temas ufológicos para estudiar una serie de materiales
que tiene en su poder.
Estados Unidos acaba de anunciar de manera oficial que va a
ponerse manos a la obra para tratar de dilucidar si tenemos en nuestro planeta
materiales de otras civilizaciones que no están catalogados como tal.
Hace solo unos días, el Ejército de Estados Unidos hacía
público un documento en el que confirmaba un acuerdo de colaboración con una
asociación llamada Academia de Artes y Ciencias Hacia las Estrellas (TTSA, por
sus siglas en inglés), una corporación sin fines de lucro dedicada a la
investigación del fenómeno ovni, pero desde un punto de vista científico. Y
aseguran tener en su poder una serie de elementos imposibles de replicar en
nuestro planeta.
TTSA fue fundada en 2017 por Tom DeLonge, más conocido por
ser el cantante y guitarrista de la banda de rock Blink 182. Pero no se trata
de una organización de simples aficionados, sino que cuenta con personas de
importante nivel cultural e intelectual, como científicos de todo tipo,
extrabajadores de la CIA, exoficiales del ejército encargados de analizar sus
expedientes X o, incluso, expertos en investigación tecnológica de Lockheed
Martin.
En primer lugar, esta organización asegura haber logrado una
serie de tecnologías muy avanzadas que podrían tener alguna aplicación a corto
plazo. Se trata de técnicas relacionadas con la propulsión por energía
proyectada, tecnología antigravitacional, comunicaciones cuánticas o
metamateriales, entre muchas otras. Pero la TTSA asegura tener en su poder una
serie de evidencias físicas a las que sus expertos no han sido capaces de dar
una explicación.
Son siete extrañas 'piedras metálicas', compuestas por una
aleación de zinc, magnesio y bismuto, además de otra que también incluye
aluminio. Su procedencia es, cuanto menos, rocambolesca: a día de hoy, son
propiedad de Tom DeLonge, a quien se las entregó Linda Moulton Howe, una
reputada periodista del mundo del misterio. Y, a su vez, a ella se las entregó
otro periodista, Art Bell, quien se las compró a un hombre cuyo abuelo estuvo
implicado en el caso Rosswell.
Características únicas
Así, siete extrañas piedras que un militar encontró en aquel
extraño incidente en el desierto de Nuevo México —que ocultó a sus superiores
o, en el peor de los casos, robó sin su consentimiento— serán analizadas por el
Ejército norteamericano. La gran curiosidad es que estos materiales no se han
vuelto a encontrar en la Tierra, no son una creación humana y poseen una serie
de características que son únicas en nuestro planeta.
En concreto, tienen una resistencia térmica muy por encima
de los materiales conocidos de la Tierra y, además, muestran propiedades
antigravitacionales cuando son expuestas a una determinada frecuencia de
radiación electromagnética. "Su estructura y composición no provienen de
ninguna aplicación militar o comercial existente. En algunos casos, la
tecnología de fabricación requerida solo está ahora disponible, pero son
metales descubierto en la década de los cuarenta", explican.
Ahora, el Ejército norteamericano podrá acceder a estos
misteriosos minerales nunca antes vistos en nuestro planeta y a la tecnología
de vanguardia que la TTSA dice tener en su poder. Y, lo más importante, se
llevarán a cabo las pertinentes investigaciones sin haber un acuerdo económico
de por medio, es decir, completamente gratis.
El tiempo dirá que saldrá de toda esta investigación y si
pueden llegar a replicar los materiales alienígenas.
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