Un grupo de niños corretean y juegan en las afueras del
pueblo. Están jugando al “bote la malla”, una variante del juego del escondite.
Dos niños, Martín Rodríguez Rodríguez y Fernando Caravelos, ambos con siete
años de edad, se alejan del grupo en busca de un refugio seguro en el que
esconderse y se dirigen hacía un antiguo y semiderruido corral próximo a la carretera
Valladolid-Zamora. El corral se encuentra en el linde de Tordesillas y ya está
anocheciendo, un lugar solitario y alejado en el que los niños confían no ser
encontrados por el “buscador” del juego en el que están inmersos.
Martín Rodriguez testigo agredido por un Ovni |
Con precaución entraron al corral y la sorpresa fue
mayúscula cuando, en un rincón del corral descubrieron un extraño artefacto
parecido a “una gran lágrima de metal”, sostenido sobre tres gruesas patas, y
envuelto en mil y un colores que llegaba a hacer visibles las vigas y recovecos
de aquel corral sin techo…
Dibujo hecho por Martín Rodriguez del Ovni observado en 1977 |
Tras unos instantes, el
objeto comenzó a elevarse con un movimiento de balanceo. Fernando saltó
hacia atrás a la desesperada e intento agarrar a Martín para apartarlo de un
halo de luz que surgía del centro del objeto. Pero no pudo hacerlo. El muchacho
había quedado atravesado por un haz fino y semejante “a las líneas de luz solar
que se ven a través de las persianas” que cruzaba la estancia y le traspasaba
el abdomen. Fernando, visiblemente asustado, intentó una y otra vez “quitar los
rayos” del cuerpo de su amigo, pero fue en vano. Salió al exterior gritando
para avisar a los demás. En el interior del corral, Martín seguía con las manos
aferradas al estómago, pero sin poder zafarse de una daga de luz que lo
mantenía allí sujeto.
– “La sensación que
tuve fue que algo se me metía en el interior de la tripa. Algo que me dejaba
enganchado sin permitir moverme adelante ni atrás. Fue entonces cuando comencé
a marearme y a sentir que se me iba el sentido. Esa fue la última imagen que
tuve, Creo que caí hacia atrás al tiempo que aquello aceleraba recto y en
vertical hacia el cielo mientras las patas se metían dentro del aparato.”
Pocos minutos después, Fernando y el resto de niños que
habían acudido tras los gritos de alerta, llevaban en volandas a Martín hasta
su domicilio en estado semiinconsciente. No podía articular palabra, su color
se había vuelto amarillento y tenía las pupilas completamente dilatadas.
El padre de Martín, tras escuchar lo sucedido, supuestamente
por Fernando, acude junto con un amigo al corral donde encontraría tres huellas
humeantes en posición triangular y un círculo donde la tierra parecía haber
sido abrasada. Llenaron una bolsa de plástico con la tierra ennegrecida y
volvieron a casa.
(Un posterior estudio de la tierra por parte de Iker
Jiménez, veinte años después del suceso, arrojaría el dato de que la tierra
estuvo sometida a 600º, sin más datos relevantes.)
Las consecuencias:
Dibujo del Ovni atacando a Martín Rodriguez |
Tras unas primeras observaciones por los médicos de
Tordesillas, Martín es ingresado en el hospital Onésimo Redondo de Valladolid.
En este punto comienza una verdadera odisea donde la vida del Martín Rodríguez
Rodríguez pende de un hilo en varias ocasiones. En pocos años sufrirá catorce
operaciones, las recaídas y las entradas al hospital en estado de coma se
convertirán en algo rutinario para él y su familia.
– ” En el colegio se
llegó a hacer una colecta para comprarme flores. Cada niño puso cinco duros.
Cuando llegué a Tordesillas me di cuenta de que me habían hecho una mortaja.
Aquello no se puede olvidar. lo que ocurre es que había vuelto a salvarme… y
esta vez nadie lo esperaba. Todos me daban por muerto…”
Parte médico del niño Martín Rodriguez luego del ataque recibido por el Ovni |
Increíblemente, Martín se sobrepuso a todas las operaciones.
Trece de ellas a modo de trepanación, abriendo su cráneo para controlar el
sistema valvular artificial que le pusieron tras diagnosticarle “estenosis a
nivel del acueducto de su tercio superior” (Hidrocefalia). La infancia de
Martín transcurrió entre vendajes y heridas, con el paso de los años superó la
enfermedad aunque todavía hoy en día sufre las consecuencias de tan delicadas
operaciones, pero hace una vida normal.
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