Rusia descartó la ¨Teoría del Bólido¨ con la que algunos quisieron explicar la explosión que arrasó un área de 2.150 km² del bosque de Tuguska, el 30 de junio de 1930.
El fenómeno del meteorito de Tunguska sigue siendo un misterio 108 años después. Hasta ahora se creía que la explosión de un bólido cerca del río Podkámennaya, en Siberia, fue la causa de la formación del lago Cheko. Sin embargo, científicos rusos demostraron que este lago no podía ser un cráter, ya que tiene al menos 280 años de antigüedad.
El fenómeno del meteorito de Tunguska sigue siendo un misterio 108 años después. Hasta ahora se creía que la explosión de un bólido cerca del río Podkámennaya, en Siberia, fue la causa de la formación del lago Cheko. Sin embargo, científicos rusos demostraron que este lago no podía ser un cráter, ya que tiene al menos 280 años de antigüedad.
En la mañana del 30 de junio de 1908, una enorme bola de
fuego cruzó el apacible cielo de la taiga en la región siberiana de
Krasnoyarsk. Poco después, se produjo una fuerte explosión que fue registrada
por numerosas estaciones sismográficas de Rusia e incluso del Reino Unido.
Además, la explosión arrasó un área de 2.150 kilómetros
cuadrados de bosque, rompió ventanas y derribó a personas que se encontraban a
un radio de 400 kilómetros de distancia de la zona de impacto. En los días
siguientes, los habitantes de Europa fueron testigos de una serie de fenómenos
extraños, tales como nubes luminosas, coloridas puestas de sol e inusuales
luces durante las noches. Los medios europeos aseguraron entonces que se
trataba de un incidente con un ovni o de una erupción volcánica. Sin embargo,
los acontecimientos políticos en la Rusia imperial impidieron posteriores
investigaciones de este extraño fenómeno.
Sin embargo, 19 años más tarde, una expedición liderada por
el científico ruso Leonid Kulik llegó a Tunguska para examinar el lugar de la
explosión. No obstante, los investigadores no lograron descubrir ningún rastro
de la caída del meteorito. Kulik explicó que esto se debía a que la materia extraterrestre
se quemó completamente al entrar en la atmósfera. Mucho más tarde, en 2007, un
equipo científico de la Universidad de Bolonia (Italia), liderado por Luca
Gasperini, propuso una teoría según la cual el lago Cheko era el supuesto
cráter dejado por el meteorito de Tunguska debido a su inusual forma y
profundidad. El científico agregó que se desconocía la existencia de este lago
antes de 1908.
No obstante, en julio de 2016, un equipo de científicos de
las ciudades siberianas de Krasnoyarsk y Novosibirsk logró estimar la edad
exacta del lago Cheko y declaró que, debido a que la región de Tunguska
prácticamente no aparecía en los mapas antes del siglo XX, el lago pudo existir
antes de la caída del bólido.
Para determinar la edad del lago a través de análisis
bioquímicos se tomaron muestras del fondo.
Recientemente, sus colegas del Instituto de Geología y
Mineralogía de la delegación siberiana de la Academia de las Ciencias de Rusia
han terminado el análisis radioscópico de las muestras obtenidas, según un
informe publicado en el portal de la Sociedad Geográfica Rusa.
De acuerdo con los resultados del análisis, el lago tiene al
menos 280 años, lo que demuestra que el Cheko es mucho más antiguo que el
bólido de Tunguska. Los resultados de este estudio serán publicados en una
revista científica especializada el 30 de julio de 2017, según comentó Denis
Rogozin, de la delegación siberiana de la Academia de las Ciencias al portal de noticias rusas Sputnik.
El estruendo, de lo que haya explotado aquel 30 de junio de 1930, produjo la rutura de ventanas e hizo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia. Por lvarios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa, a tal punto, que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. Hasta ahora nadie pudo hallar una explicación certera de lo que sucedió en Tuguska.
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